Carmen M. Padial para TdE.
Dicen
que con el fin de la IIGM terminaron las tiranías en el mundo, dicen
que acabaron con todo lo malo que podía reinar en la faz de la tierra,
dicen que la maldad murió en aquellas fechas, pero cada día nos rodean
más asesinos, más genocidios, más ruina, más guerras, más injusticias,
más hambre, más delincuencia…No, lo que pasó es que la peor de las
dictaduras campó a sus anchas en la tierra, al principio había un bloque
capitalista y otro comunista, entre los dos tiranos se repartieron el
mundo civilizado para incivilizarlo más. Ahora todo es capitalismo,
exceptuando pequeños núcleos comunistas que tienen exprimido a su
pueblo.
A menudo me he preguntado qué paso en
aquellos años, qué pasó para que ideas, supuestamente tan contrarias, se
aliaran. Siempre pensé que fue por salvar la civilización. Hasta que
descubrí la verdad: esa que persiguen en los libros por los que condenan
y encarcelan hoy día…y es que hubo razones superiores para olvidar las
diferencias, y manos hábiles que movieron los hilos necesarios, y
adiestraron bien las conciencias, para que todos se pusieran del mismo
lado. Preguntándome e informándome, vi que las atrocidades cometidas por
los libertadores, eran equiparables a las que decían habían cometido
“los malvados” de los que nos salvaban; los gulags soviéticos, Dresde,
los miles de civiles asesinados (del eje) y…¿Quién pude juzgar
moralmente cuando tiene las manos manchadas de sangre inocente? Puede
cualquiera llegar a pensar. Y pienso en los casi dos millones de abortos
que ha habido sólo en mi país, (desde 1992 al 2010) y pienso si cuando
en España lleguemos a los 6 millones de abortos se podrá llamar entonces
oficialmente genocidio. En el mundo cada año se realizan entre 42 y 46
millones de abortos, ¿eso no es genocidio tampoco?
Hoy todo es capitalismo, todo es
mercancía e interés, hasta la vida del más inocente. Todo es negro, no
hay colores… La globalización, el tráfico de seres humanos por intereses
del capitalismo fluye alegremente. A quien osa criticarlo se le marca
como si fuera una res con la palabra racista. Las patrias son sucursales
bancarias o empresas que rinden más o menos independientemente de las
riquezas naturales o humanas de ese pueblo. El patriota se extingue, lo
que abunda es una suerte de animal que sale a la plaza que toca, según
el equipo de fútbol que gane, ya no hay guerreros, hay futbolistas a
sueldo, que si al menos lo hicieran por orgullo patrio aun, pero por
insultantes cantidades de dinero, solo puede producir asco. Y es que es
una vergüenza eso de ser patriota saliéndose del campo de futbol, es
parte del estigma que dejó el fin de la segunda gran guerra.
La democracia se ha mostrado como lo que
en verdad son, un circo donde, a sueldo del dueño del espectáculo,
desfilan payasos, imberbes y barbudas, magos que hacen desaparecer
cosas, y elefantes cabreados, mientras los ciudadanos hacen equilibrios
para no caer en la jaula de los leones que llevan sin comer ni se sabe…
Ahora Europa se mece entre las aguas del
capitalismo de las estrellas y el del trapo rojo. Dejamos campar a sus
anchas a quienes se repartieron nuestra tierra, y ahora el mundo es su
centro de producción, nosotros sus peones y nuestra inacción y
adormecimiento, su alimento.
Pero el monstruo de las estrellas se
tambalea, y pueden ocurrir dos cosas, que con suerte vivamos un nuevo
amanecer, una nueva concepción económica y social mundial, o que el
capitalismo alterne su eje de sustento en la dominación mundial y
pasemos a ser controlados por China. Si, las condiciones sociales y
laborales se van acercando a las que sufren los ciudadanos de aquellas
tierras, y gran parte de sus negocios están aquí mismo, muchos podréis
sacar la cabeza por la ventana y ver algún negocio de algún amable
chinito que está abierto las 24h los 370 días del año (los chinos son
capaces de alargar el año fijo). Puede que EEUU haya hecho la cesión de
gran parte de la economía Europea a China (como se hace en África) para
no caer demasiado bajo en cuanto a protagonismo en el plano político y
económico mundial, puede que sea para tener tiempo de “rearmarse”.
Pueden pasar muchas cosas, muchas que ni nos imaginamos, y mucho menos
se imagina el ciudadano de a pie.
No, los malos no murieron, los malos
mercadearon con esta tierra, se repartieron peones, y nos buscaron
marido ¡y hasta los hijos que podíamos tener! Condicionaron el
pensamiento, pusieron puertas, cerrojos, y leyes para cuidar la libertad
que nos proporcionaban nuestras democracias, no sea que aunque fuera
leyendo nos saliéramos de las fronteras del espacio/tiempo que
artificialmente nos habían creado los nuevos dueños del mundo, los que
nos habían liberado de las dictaduras, de los horrores, de todo lo malo…
Pero antes, antes de que los “buenos”
ganaran la guerra, los campos se cultivaban, la pesca mantenía a
familias, la ganadería daba mucho trabajo y daba sostén a todo un
pueblo, las tiendecitas de barrio podían vivir dignamente, cada vez
había más, y siempre había un cálido buenos días, o una charla humana
que compartir cuando ibas a comprar el pan. Antes la gente creía en
cosas superiores a él, ahora lo único que se les antoja superior es la
gama de su coche o el puesto que ocupa en la empresa. Antes los niños
eran niños, ahora las visten y educan como fulanas precoces. O peor, son
usados como divertimento adulto, antes por mucho menos te linchaban en
la plaza del pueblo, ahora hay partidos políticos que lo defienden.
Antes las familias se conocían, ahora ni a la propia familia se la
reconoce. Antes de que “los buenos” ganaran, las familias tenían hijos,
la gran mayoría, todos los que querían, ahora apenas puedes permitirte
el lujo de tener uno, ahora las madres no quieren tener hijos…Ahora se
abandona a los ancianos, antes morían en su casa, con sus hijos,
cuidados con amor, ahora se los encuentra la policía muertos en avanzado
estado de descomposición gracias a la llamada de los vecinos por culpa
del mal olor… ¿De verdad somos mejores? ¿De verdad ganaron los mejores?
¿Los buenos?
Preguntarme todo esto y más, no me
quiero extender en exceso, me hizo entender que los malos fueron los que
vencieron, fue cuando vi que el enfrentamiento que de vez en cuando se
alimenta entre los que vivimos aquí abajo es tan solo parte de la
función, todos ellos son lo mismo, son los payasos del circo, los
imberbes, las barbudas y los que viven haciendo equilibrios,
pero…algunos hemos decidido bajar, a charlar con los leones, total ellos
tampoco comen, y tampoco son libres. Y así, charlando, algunos nos
hemos vuelto leones y ahora los domadores y los dueños del circo se
están asustando porque ni el hambre puede cegarnos, a tal extremo, de
impedirnos ver que a quien debemos rodear y devorar no es al que cae,
sino al que nos somete y al que con este circo se ha forrado.
Fuente: Tribuna de Europa
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