En la soledad de mis pensamientos e inmerso en la oscuridad de la noche con la única compañía de la luz de los faros, y antes del suicidio como mi personal preludio a éste, sonaba en aquellos altavoces estos versos recitados por Roberto Iniesta:
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 25 de noviembre de 2013
Mi hada
Tus ojos me dirán, no sé fingir
Si encuentro sin buscar, no sé vivir.
No me hace falta más, te tengo a ti
Y no sé donde estás ni a donde ir.
Si encuentro sin buscar, no sé vivir.
No me hace falta más, te tengo a ti
Y no sé donde estás ni a donde ir.
domingo, 24 de noviembre de 2013
La gravedad de la teoría
El granizo que golpeando la uralita
me contaba las cositas de la atmósfera
y demás,
me contaba que la nubes proclamaban
su derecho a retirada
y que los dioses del viento se cansaron de soplar.
me contaba las cositas de la atmósfera
y demás,
me contaba que la nubes proclamaban
su derecho a retirada
y que los dioses del viento se cansaron de soplar.
sábado, 23 de noviembre de 2013
viernes, 22 de noviembre de 2013
domingo, 10 de noviembre de 2013
sábado, 9 de noviembre de 2013
Mi infinito vacío
He visto el infinito al mirar hacia los pies del precipicio y me ha gustado lo que he visto. Me he quedado embelesado pensando en un mundo mejor con mentes sanas y no tan fugaces, donde el daño ajeno no pertenezca a las almas errantes del pasado. He pensado en perseguir ese sueño sin miedos a reproches ni a nostalgias, sin miedos a futuros inciertos. Se me ha ocurrido unirme a la causa, formar parte del cambio y quizá así sentirme mejor.
Todo esto mientras miraba al consolador vacío que ante mí se hallaba, miraba y miraba, y una sonrisa muda por dentro se me escapaba. Acababa de tomar una decisión, pero no ahí ni en ese instante, estaba tan decidido que quería esperar a otra ocasión más especial que me llenara de felicidad.
Apenas había empezado a planear mi gran paso hacía la estabilidad, en busca de mi propia felicidad, cuando el teléfono... sonó.
Todo esto mientras miraba al consolador vacío que ante mí se hallaba, miraba y miraba, y una sonrisa muda por dentro se me escapaba. Acababa de tomar una decisión, pero no ahí ni en ese instante, estaba tan decidido que quería esperar a otra ocasión más especial que me llenara de felicidad.
Apenas había empezado a planear mi gran paso hacía la estabilidad, en busca de mi propia felicidad, cuando el teléfono... sonó.
-Hola, ¿quién es?
-El sol.