¿Qué sabemos del viento?
Del viento solo sabemos que fluye irremediablemente por las vías de la vida del espíritu del aire, un ser armonioso, y a la vez tenebloso, que arranca con sus fauces las mentiras que suelta su propia verdad.
Un ser mitológico, o quizás ancestral, que vaga sin destino por los senderos colindantes de la libertad.
Podríamos decir que éso es el viento, éso o una brisa que nos golpea la cara, y a nuestra alma, tan agradable y refrescante que nos encanta. Podríamos decir que la brisa del viento son los sentimientos que vemos en nosotros mismos, y en los demás. A su vez podríamos decir que esos sentimientos abarcan desde el amor, la ternura y el cariño hasta el odio y la desidia.
Posiblemente al definirlo así nos equivoquemos, el viento somos todos y cada ser creará su propia concepción de él al segundo en en cual su alma dude de su existencia.
Muchas dudas hay respecto al viento, pero una cosa está clara.
El viento somos nosotros,
sonriéndonos el uno al otro.
Eso es lo que sabemos del viento.