Ya no te miro como te miraba, ni me miras como lo llegaste a hacer. Por las noches anhelo tu olor pero sin llegarlo a desear y tu sonrisa inmersa en la oscuridad de mi habitación ya no es mi foco nocturno, por eso te fuiste...
Tu pelo oscuro y sus reflejos eran demasiada luz para la espesura de mis entrañas, tu mirada demasiado tenue para este corazón alborotado, tu piel era demasiado suave para estas manos de leñador y tu alma demasiado cálida para un invierno tan polar.
No sé ni sabía, y dudo mucho que alguna vez llegue a saberlo, si hice bien en dejarte marchar a tantos kilómetros de mí sin pedirte que me metieras en tu maleta aunque sé que lo que hice mal fue dejarlo todo en un frío "vuele pronto" mientras subías a aquel bus dirección muy lejos.
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Burbujea pues...