Yo recuerdo los besos, los abrazos y cada palabra escapada de mi boca, y me resulta llamativo que las recuerdes porque al ser así es que fueron recibidas y entendidas, y con el resultado de ser atrapadas en ti.
Ahora me acuesto y solo pienso en dormir y despertar porque el vacío en el colchón me supera en fuerza y yo, débil, me sucumbo al recuerdo todavía cercano, presente y perdurable de aquella noche que una vez compartimos...
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Burbujea pues...