Las personas, como un ciudadano más del universo, en un nomento terminado de su vida se plantea, queriéndolo o no, su existencia.
Con la existencia van ligadas todas las exigencias y objetivos de la persona.
Se pregunta el motivo de la situación de todo lo que le rodea, con el fín de encontrar una respuesta acorde a lo que en el fondo busque y que le de un rayo de luz en su camino en forma de esperanza o libertad.
Para ello se duda hasta de lo más obvio y se rechaza lo seguro. La persona se sumerge profundamente en sí misma esperando encontrar ese algo.
Es un nomento inevitable en la vida, antes o después todos nosotros nos hemos planteado ésto o lo haremos.
Y hay que verlo como parte de la vida, como un camino paralelo que seguimos en nuestro interior, separados del mundo, pero al fín y al cabo solo es una camino paralelo a la vida, y es un camino que antes o después se vuelve a unir, y que aún estando separado sigue rozando nuestro caminar.