Hace días que no escribo, que no pienso y que no me centro.
Aún así me he dado cuenta de muchas cosas, de la importancia que pongo en otras personas y la importancia que ponen en mi.
La capacidad de acariciar el sol o la posibilidad de romperlo de una patada.
Claramente lo acariciaré como hasta ahora y seguiré calentándome aunque estemos en pleno verano.
Aunque también te hace ver otras cosas, la vulnerabilidad que ofreces y la capacidad de que te destrocen a ti aunque no seas ningún sol, como es mi caso.
Esas conversaciones serias me acercan pero a la vez me muestran esas cosas que hacen que se me pase por la cabeza el acabar con todo, volver a mi vida independiente y a la vuelta a mi normalidad.
El problema es que si miro atrás, si miro a mi normalidad, no me veo yo sólo, me veo acompañado y esa es mi normalidad ahora.
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