viernes, 18 de enero de 2013

Hay despedidas enredadas...

Hay despedidas enredadas entre sábanas sin lujuria, que se pierden entre puños cerrados.
Hay farolas que se apagan solas porque hace semanas que ellos dos no se apoyan a morderse las sonrisas.
Hay una bonita chica perdida en la capital enviando sonrisas a distancia desde su casa.
Hay un reloj de pared asustado y nervioso de ver cómo lo miramos y salimos corriendo.
Hay una joven soñando desde su escritorio con abrir corazones y con que le devuelvan el suyo.
Hay una competición de lágrimas por ver quién llega primera a una boca que hace tiempo que dejó de ser de fresa.
Hay un chico que quiere ser poeta, mientras ella se empeña en hacerlo poesía desde su cama.
Hay una canción sonando sin parar en la cabeza de alguien y unos dedos preciosos acariciando un piano con esos acordes.
Hay millones de personas sonriéndole a la pantalla de un teléfono olvidando por completo esa farola que se apaga triste, esperando esas mismas sonrisas mordiéndose unas a otras a sus pies.

El ruido del fondo.

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