lunes, 12 de junio de 2017

Esto le helaría la sangre a cualquiera

Al final del primer día el hombre le hizo el amor durante tres horas. Nunca consiguió borrarle el rostro de su mirada triste y lejana. Probó todos los trucos y tácticas que conocía para darle placer. Tenía muchos. Estaba acostumbrado a satisfacer a sus amantes porque sabía lo que les gustaba a las mujeres y lo revelaba genuinamente en el sexo. Pero en aquella ocasión no sintió en ningún momento que Isabelle estuviera compartiendo esa experiencia con él, y mucho menos disfrutándola. Con el tiempo, Obermars recordaría ese encuentro como algo similar a hacerle el amor a una prostituta experta. Una mujer que conocía los movimientos adecuados pero cuyo rostro, si lo mirabas cuando ella ignoraba que lo estabas haciendo, no reflejaba ninguna emoción. Esto le helaría la sangre a cualquiera.

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