lunes, 10 de marzo de 2014

Derecha e izquierda

LAS IZQUIERDAS.

Las izquierdas son más numerosas (no se olvide que en la izquierda está comprendida la casi totalidad de la inmensa masa proletaria española); más impetuosas, con más capacidad política... ; pero son antinacionales. Desdeñando artificiales denominaciones de partido, las izquierdas están formadas por dos grandes grupos:

a) Una burguesía predominantemente intelectual. De formación extranjera, penetrada en gran parte por la influencia de instituciones internacionales, esta parte de las izquierdas es incapaz de sentir a España entrañablemente. Así, todas las tendencias disgregadoras de la unidad nacional han sido aceptadas sin repugnancia en los medios izquierdistas.

b) Una masa proletaria completamente ganada por el marxismo. La política socialista, extremadamente pertinaz y hábil, casi ha llegado a raer de esa masa la emoción española. Las multitudes marxistas no alojan en su espíritu sino una torva concepción de la vida como lucha de clases. Lo que no es proletario no les interesa; no pueden, por consiguiente, sentirse solidarias de ningún valor nacional que exceda lo estrictamente proletario. El marxismo, si triunfa, aniquilará incluso a la burguesía izquierdista que le sirve de aliada. En esto la experiencia rusa es bien expresiva.

LAS DERECHAS.

¿Y las derechas? Las derechas invocan grandes cosas: la patria, la tradición, la autoridad...; pero tampoco son auténticamente nacionales. Si lo fueran de veras, si no encubriesen bajo grandes palabras un interés de clase, no se encastillarían en la defensa de posiciones económicas injustas. España es, por ahora, un país más bien pobre. Para que la vida del promedio de los españoles alcance un decoro humano, es preciso que los privilegiados de la fortuna se sacrifiquen. Si las derechas (donde todos esos privilegios militan) tuvieran un verdadero sentido de la solidaridad nacional, a estas horas ya estarían compartiendo, mediante el sacrificio de sus ventajas materiales, la dura vida de todo el pueblo. Entonces sí que tendrían autoridad moral para erigirse en defensores de los grandes valores espirituales. Pero mientras defiendan con uñas y dientes el interés de clase, su patriotismo sonará a palabrería; serán tan materialistas como los representantes del marxismo. Por otra parte, casi todas las derechas, por mucho empaque moderno que quieran comunicar a sus tópicos (Estado fuerte, organización corporativa, etc.), arrastran un caudal de cosas muertas que le priva de popularidad y brío.

José Antonio Primo de Rivera.

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