Han sido meses muy duros en los que mi forma de vivir ha cambiado, ni a mejor ni a peor, pero ahora es muy distinta a como era en mayo. Por primera vez en mucho tiempo he empezado a ser egoísta (en el sentido bueno de la palabra), y aunque me cuesta estoy pensando en mí, en estar bien y en seguir los pasos que yo crea convenientes. Hacía años que no me iba y salía días seguidos de fiesta sin parar, sin pensar en nada más que en pasarlo bien, en salir una noche de la forma más optimista posible y conocer a personas y alegrarme por ello, en despertarme entre risas con la casa patas arriba y con botellas vacías por todas partes. En abrirme al resto de personas y dejar de lado al pozo de la depresión que llevo sufriendo meses y que trato de esconder. En reecontrarme con viejos amigos y en reforzar otros que no estaban tan presentes. He conocido a mucha gente me he dado cuenta de la decepción que causan algunas personas y la confianza que dan otras.
He vuelto a hacer deporte, a cuidarme y sobre todo a cumplir mis objetivos pese al esfuerzo que me ha supuesto. Y aunque realmente no ha cambiado nada, lo intento, y siento que es un paso más hacía la recuperación.
En pocos días dejaré atrás mi casa y a mi gente para lanzarme a una nueva aventura totalmente solo, mientras preparo mis maletas y compro lo que me hace falta intento, a la vez, echar lejía sobre todas las manchas que me persiguen y que poco a poco voy limpiando de mi interior.
Y me despido de todos vosotros por un tiempo porque aunque suba algún que otro vídeo no sé cuando volveré a escribir.
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